Acapulco, Gro., 1 de noviembre del 2011 (Guerrero en Linea/Laura Sánchez Granados).- En el año de 1825, el Panteón San Francisco fue abierto al público, es el más antiguo del municipio de Acapulco, se tejen muchas historias, muchas tumbas son ocupadas por gente muy importante de esa época, alcaldes, comerciantes, hombres acaudalados, políticos, pero casi a la entrada hay un monumento muy antiguo y se dice que ahí enterraron en una fosa común a cientos de personas que fallecieron el 14 de febrero de 1909.
Hoy mucha gente visita el lugar y no porque sean sus antepasados, porque sus bisabuelos, abuelos y padres les han contado esta historia como a muchos de nosotros, quienes han escrito sobre este suceso, como Anituy Rebolledo o Gustavo Martínez Castellanos consiguieron datos de libros o tal vez de los viejos que supieron de esto.
Y es que el 14 de febrero de ese año, la pantalla del teatro Flores proyectaría esa noche una película titulada "La Pasión por el Billar", un tema nada atractivo, pero en ese entonces ir a ver una película al primer cine en el puerto en blanco y negro era todo un espectáculo.
Dice Anituy en una de sus crónicas "el azoro de la nutrida concurrencia, era casi hipnótico, frente al deslumbrante prodigio de ver las figuras moviéndose con gran rapidez, de repente se congelaban las imágenes y los gritos no se hacian esperar".
Se calcula que acudieron al cine alrededor de trescientas cincuenta personas de las cuatro mil que habitaban en el puerto, eran las diez de la noche, el cine era un jacalón de madera con bancas y por supuesto ningún dispositivo de seguridad, estaba ubicada en la calle de Independencia y la única puerta, abría hacia adentro.
Las películas de esa época estaban hechas de nitrato de plata, un material altamente inflamable, el dueño, el coronel Matías Flores, hermano del gobernador del Estado, el general Damián Flores, con tan importante hermanos, don Matías reto al alcalde de ese entonces haber si se atrevía a clausurarle el lugar.
Don Gustavo Martínez Castellanos en su crónica dice que llegaron al puerto cientos de personas en caravanas de Técpan, San Marcos, Ometepec, Ayutla, Atoyac, Tecoanapa, entre otros poblados, se alojaron en casas de sus amigos y familiares porque nadie quería perderse esa importante primera función de cine, el cine se llenó antes de las siete de la noche, por supuesto había niños, adultos, ancianos, en fin familias completas.
Veinte minutos después se vio un flamazo y una explosión, dicen los que vivieron ese momento que un hombre llamado Nicolás salió envuelto en llamas diciendo "sálganse, salgan, el cine se está quemando", el primero en salir por supuesto fue el gobernador su hermano y los amigos de estos.
El incendio se genero en unos pocos minutos, todo era de madera, el material de las películas inflamable y la gente cuando se dio cuenta del peligro intentaron salir en tropel, pero se toparon con una puerta cerrada, nunca pudieron abrirla aunque la empujaron, porque esta se abría hacia adentro.
El techo cayó sobre cientos de personas que quedaron atrapadas y calcinadas. Antes del amanecer, se apagaron las llamas, quedaron brasas y un fuerte olor a carne quemada que prevaleció por mucho tiempo.
Los soldados abrieron tres grandes zanjas en el panteón de San Francisco, los presos recogieron con palas los restos calcinados y los llevaron a sepultar, estos eran colocados en carretones de madera, tirados por animales y atrás cientos de personas intentando reconocer a sus amigos o familiares, este acarreo duró hasta el anochecer del día siguiente.
Don Matías, dice la crónica de Gustavo Martínez, enloqueció, se sentía culpable de todas esas personas, y un día se suicido de un balazo en la boca, el número de víctimas hasta hoy aún se desconocen, unos dicen que 300, otros más 400 y hay quienes dijeron que podían ser más de mil, la cantidad de personas fallecidas aún es un misterio, pero todas ellas están ahí en el panteón de San Francisco. (Guerrero en Linea)
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