Iguala, Gro.- Padres de familia de los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos, encabezaron una marcha por las principales calles y avenidas de la ciudad de Iguala. Esta acción se da a tres meses de la persecución de la que fueron víctimas los normalistas.
El
contingente de 2 mil personas aproximadamente hizo una escala en las
instalaciones del 27 Batallón de Infantería donde arremetieron en contra de la
fachada y el portón principal, desprendiendo una puerta para luego encarar a
efectivos militares que estaban listos para tratar de contener la irrupción a
su sede.
La
movilización inició después de las once de la mañana desde el punto donde
policías y sicarios asesinaron a los dos primeros normalistas la noche del 26
de septiembre, sobre el periférico sur esquina con Juan N. Álvarez.
Los
contingentes avanzaron hasta llegar a la carretera Iguala-Taxco y tomaron la
vía hacia el sur. La avanzada de la marcha hizo una pausa frente a las
instalaciones del 27 Batallón donde empezaron a lanzar consignas en un primer momento,
pero después varios encapuchados y los padres de familia de los desaparecidos
golpeaban con la palma de su mano y palos el portón.
Luego
se acercaron más encapuchados que jaloneaban y golpeaban con palos y tubos,
mientras los padres retrocedieron y se incorporaron a la marcha. Los la
avanzada permaneció en la sede militar y empezaron a lanzar botes de plástico,
frutas y piedras hacia adentro de la zona militar.
Por
los jaloneos el portón empezó a tambalearse, por lo que personal del Ejército
se puso del otro lado para sostenerlo. Los empellones de los manifestantes no
cesaron y lograron derribar una puerta.
Para
contener la irrupción de los protestantes, varios elementos del Ejército
colocaron una valla humana pero luego retrocedieron. En tanto, al menos 100
militares se colocaron alrededor del portón a unos 50 metros de distancia.
Los
manifestantes encararon a los uniformados pero no se atrevieron a ingresar a la
zona militar, mientras que un helicóptero alzó el vuelo para rodear por aire a
los contingentes que se movilizaban. Un vehículo militar (camioneta) fue
colocada a cien metros del portón.
Unos
20 encapuchados seguían golpeando lo que quedaba del portón, rayaban las
paredes y continuaban lanzando artefactos, entre éstos cohetones y bombas de gas.
Varios cohetones explotaron a los pies de los militares sin que se pudiera
observar la presencia del algún herido.
Mujeres
y hombres encapuchados gritaban: “¡asesinos!”. Dirigían su mirada hacia los
efectivos del Ejército.
Los uniformados también
retaban a los manifestantes para que ingresaran a la zona militar y se liaran a
golpes. De las dos partes había insultos, groserías.
Un
joven sin capucha que lideraba a uno de los contingentes se paró frente a los
encapuchados y pidió mesura, mientras desde el altavoz de una camioneta de la
CETEG se pedía “respeto a los padres de los estudiantes desaparecidos”,
solicitando frenar las agresiones contra la zona militar.
Aunque
los encapuchados no querían separarse del acceso a la sede militar, otros
jóvenes lograron hacer que retrocedieron para continuar su movilización.
Los
contingentes continuaron sobre la carretea Iguala-Taxco y se incorporaron a la
avenida Bandera Nacional donde avanzaron hacia el centro, llegaron hasta la
calle Juan N. Álvarez y regresaron en sentido contrario dos cuadras, sobre la
avenida Guerrero. Llegaron a la plaza cívica de las Tres Garantías y, frente al
Ayuntamiento quemado realizaron un mitin.
En la marcha
participaron aproximadamente 2 mil personas de diversas organizaciones
sociales, principalmente el magisterio disidente y normalistas de Ayotzinapa. (Agencia Periodística de
Investigación)
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