Chilpancingo,
Gro., noviembre 25 de 2012 (NOTYMAS). Una de las principales muestras de
violencia contra la mujer es su venta para matrimonio, o para servidumbre que
se ubica como una de las formas más modernas de esclavitud, advirtió la
diputada Luisa Ayala Mondragón.
Al conmemorarse el Día Internacional de la Violencia
contra las Mujeres, la legisladora del Partido de la Revolución Democrática
(PRD) resaltó que en pleno siglo 21 se siguen generando prácticas que violentan
sus derechos humanos principalmente en zonas indígenas y marginadas.
Informó que “para la mayoría de las mujeres indígenas
guerrerenses, los derechos como la libertad, la igualdad, la educación, la
salud, etcétera, son sólo sueños que muy pocas veces se disfrutan”.
En contraste, agregó la legisladora, “las cifras sobre la
violencia en sus diferentes modalidades siguen siendo una cotidianeidad y a la
vez un tema pendiente por erradicar”.
Ayala Mondragón refirió que en reiteradas ocasiones se ha
señalado que los derechos fundamentales de las mujeres en los municipios de la
región de la Montaña “son violentados en todo el esplendor de la palabra, y
posiblemente una de las causas sea por determinados usos y costumbres.
Por ejemplo, comentó, en localidades de los municipios de
Metlatónoc, Cochoapa El Grande, Atlamajalcingo del Monte, Copanatoyac,
Alcozauca, Acatepec, entre otros, aún se mantiene la costumbre de que el
matrimonio se decida, principalmente por el padre o tutor, sin tomar en cuenta,
la voluntad de la mujer indígena.
Anteriormente, la costumbre del matrimonio indígena
estaba investida de solemnidad y se distinguía por “la dote”, consistente en
otorgar obsequios a los padres de la novia, como pan, ganado vacuno o bovino
entre otros, dijo la diputada local.
Sin embargo, en el transcurso del tiempo, esta tradición
ha sufrido algunas transformaciones, así, a partir de dos décadas a la fecha,
la mayoría de los padres de la hijas reciben cantidades en dinero para conceder
el consentimiento de ellas, comentó.
Informó que de acuerdo a un diagnóstico realizado el año
pasado por la Secretaría de la Mujer, se constató, algunos casos donde para
celebrarse la boda, el hombre debe dar hasta 60 mil pesos al padre o tutor de
la mujer (en ocasión aún niñas de 12 a 17 años).
En consecuencia, dijo, el matrimonio para las mujeres
indígenas se traduce en una supresión del derecho de decidir libremente a su
pareja, pues quienes deciden por ellas, son sus padres o tutores, que por
cuestiones tradicionalistas, usos y costumbres, las inducen y en ocasiones las
obligan, a casarse con la persona que “la ha pedido”.
Pero el problema no acaba con el matrimonio, sino que ya
después de casada, la mujer se convierte en sirvienta, trabajadora y en
ocasiones en casi esclava del marido. Estas prácticas fomentan la prevalencia
de matrimonios forzados en estos municipios indígenas.
Por ello, la diputada Luisa Mondragón presentó una
iniciativa de reforma a diversas leyes para castigar hasta con 16 años de
prisión a quien obligue a una mujer a contraer matrimonio de manera gratuita o
a cambio de pago en dinero o en especie entregada a sus padres, tutor, familia
o a cualquier otra persona o grupo de personas que ejerza una autoridad sobre
ella.
Esa sanción también aplicará a quien obligue a contraer
matrimonio a una persona con el fin de prostituirla o someterla a esclavitud o
prácticas similares, o a quien ceda o trasmita a una persona a un tercero, a
título oneroso, de manera gratuita o de otra manera.
La legisladora perredista informó que esta reforma
permitirá generar un contrapeso jurídico que permita un mayor respeto a los
derechos fundamentales de la mujer indígena.
No es óbice mencionar que como consecuencia de este
desagradable escenario, el año pasado, la cuarta visitaduría general de la
Comisión Nacional de los Derechos Humanos, inició una queja de oficio por
presuntas violaciones a derechos humanos cometidas en agravio de las mujeres indígenas
de esta entidad federativa, principalmente, sobre el tema de la venta y/o
matrimonios forzados.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario