Acapulco, Gro., 8 de julio del
2012 (Laura Sánchez Granados).- Verónica Escobar Romo supervisó el daño que
sufre el antiguo árbol Ceiba a causa de una plaga de termitas que lo destruye por
dentro y que está a punto de llegar al corazón, la madrugada del jueves se
desprendió un enorme brazo que afectó a algunos autos estacionados en el Grand
Hotel, que incluso se construyo buscando el lucimiento del mismo, la presidenta
municipal dio instrucciones para que de inmediato se le dé el tratamiento
adecuado y rescatar esta plata histórica.
Ahí encontró a Gloria de la Peña, vecina de la colonia Icacos,
quienes recordaron la importancia
turística de este árbol de hace más de 30 años.
Pero ni esta generación, ni la anterior saben cuando nació y creció
esta ceiba, lo que si se conoce son las historias de los abuelos, Natalia
Romero Arcos nació en el año 1900 en Mahagua, hoy Puerto Marques, recuerda que
cuando era una niña al menos tres veces a la semana se trasladaba con su papá
Sergio Romero en un pequeño cayuco para llegar a Acapulco, no había carretera
para ese lugar y dejaban la embarcación exactamente frente al árbol de Ceiba,
ahí bajo sus enormes ramas disfrutaban de la sobra para continuar su caminata
hacia el zócalo, porque no había transporte.
En sus recuerdos siempre estuvo esa enorme ceiba, de acuerdo a la
información recopilada este árbol puede vivir más de 400 años y puede llegar a
tener una altura de 60 metros, hay otro igual en el Fuerte de San Diego que
tampoco nadie sabe hace cuantos años nació.
La ceiba está considerado como parte de los arboles históricos y
notables de México, esto se encuentra en un compendio publicado en 1996 por el
Instituto Nacional de Ecología.
Dice la historia que este enorme y hermoso árbol tiene un encanto
particular, brinda placer casi mágico a la mirada y el tacto, por su gran
tamaño y su sombra, todos los acapulqueños alguna vez en nuestra vida hemos
disfrutado de la frescura que proporcionan sus largos brazos cubiertos de
verdes hojas, florea de diciembre a marzo.
En la época prehispánica y aún ahora su savia se utilizo para curar el
ardor de ojos, muchos acapulqueños la siguen utilizando para curar la
conjuntivitis, cuando se cocinan hojas y cortezas el preparado es un fuerte
diurético, también las semillas se utilizan para sacar aceites, comestible,
aromático, lubricantes y antioxidantes
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