México, D.F., 18 de abril del 2012.- El Sacerdote mexicano Alejandro
Solalinde Guerra ha sido amenazado de muerte como consecuencia de su trabajo en
defensa de los derechos de migrantes. Amnistía Internacional considera que su
vida está en riesgo.
El domingo 15 de abril el Alejandro Solalinde, coordinador de la
organización católica Pastoral de Movilidad Humana Pacífico Sur del Episcopado
Mexicano y director de un albergue de migrantes en Ixtepec Oaxaca, se disponía
a recibir a un grupo de 1,500 migrantes que llegaban a bordo del tren. Mientras
los dirigía hacia el albergue, dos hombres desconocidos interceptaron a los
migrantes y comenzaron a agredirles verbalmente, cuando el sacerdote intervino
los dos hombres le insultaron y le amenazaron de muerte.
Dos semanas antes, el 31 de marzo, el cuerpo desmembrado de un joven
local fue encontrado junto a un bar en las cercanías de las vías del tren.
Integrantes del Grupo de Rescate Urbano (GRU), un grupo de vigilancia asociado
con las autoridades municipales, intentó culpar públicamente a migrantes del
asesinato. Solalinde habló con la familia de la victima para desmentir esa
infundada acusación. Cuando estaba teniendo lugar el funeral del joven
asesinado dos personas se aproximaron a Solalinde con la aparente intención de
atacarlo pero familiares de la víctima les impidieron el paso. Al día siguiente
Solalinde fue informado a través de un colaborador que un asesino había sido
contratado para asesinarlo.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) había requerido ya
a las autoridades mexicanas proteger al Padre Alejandro Solalinde y sus
colaboradores pues habían sido ya blanco de hostigamientos y otros actos de
intimidación como resultado de su trabajo en defensa de las personas migrantes.
Estas nuevas amenazas ocurren mientras autoridades municipales y el equipo del
albergue dialoga sobre como implementar de manera efectiva las medidas de
protección solicitadas.
Amnistía Internacional llama escribir a las autoridades mexicanas
demandando:
Que se fortalezcan las medidas de protección provistas al Padre
Alejandro Solalinde y a su equipo en el Albergue, en estricto apego a sus
deseos y tal como fueron ordenadas por la CIDH
Que se tomen medidas urgentes para prevenir ataques a migrantes y quienes
les defienden, especialmente que se garantice la seguridad de quienes se
encuentran el alberge de Ixtepec.
Que se inicie una investigación completa, rápida e imparcial sobre el
asesinato que tuvo lugar el 31 de marzo en Ixtepec y que los resultados sean
hechos públicos y quienes resulten responsables rindan cuentas ante la
justicia.
INFORMACIÓN ADICIONAL.
El Sacerdote Alejando Solalinde Guerra ha sido amenazado repetidamente
por su condena pública sobre el tratamiento del que son víctimas los migrantes
que atraviesan México, tanto por bandas criminales como por funcionarios
públicos. En un punto hubo amenazas de incendiar el albergue que dirige si este
no era cerrado. En años recientes, funcionarios locales e individuos asociados
con grupos criminales han sido señalados por su responsabilidad en promover
protestas contra migrantes y fomentar ataques el albergue.
Cientos de miles de migrantes irregulares tratan de viajar a través de
México desde sus países de origen en Centro y Sudamérica cada año con el
objetivo de llegar a los Estados Unidos. Muchas de estas personas son detenidas
por agentes de migración y repatriadas. El equipo de investigación de Amnistía
Internacional reciente constató que un gran número han sido secuestrados por
bandas criminales, en algunos casos en complicidad con autoridades locales. La
impunidad generalizada en estos casos ha permitido que los abusos a migrantes
aumenten a pesar de los compromisos de las autoridades para asegurar el respeto
a los derechos de las personas migrantes.
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